Las herramientas rebeldes.
Autor: Maikel Mendoza
El formon dijo al cepillo:
ya no quiero trabajar,
no me quieren amolar,
tiene más filo un martillo;
por un infeliz tornillo,
que tenia una tabla vieja,
sin bicel casi me deja,
cuando me estrellé con él,
y no soy ningún cincel,
que golpean y no se queja.
Entre todos los presentes,
un serrucho en un rincón,
ante el caso del formón,
replicó casi sin dientes:
amigo! Se lo que sientes,
estoy romo y desgastado,
y el patrón me ha desplazado,
por la sierra caladora,
porque así no se demora,
para cortar un tablado.
La cuchilla de ebanista,
opinó desde un estante:
mi puesto quedó vacante,
yo siendo tan detallista,
me sacaron de la lista,
prefieren la lijadora,
por ser ella rendidora,
aunque de ruido estridente,
se maneja fácilmente,
como lija o pulidora.
Las garlopas y el gramil,
su malestar manifiestan,
y a la escofina comentan,
aunque de forma sutil:
este taller tan hostil,
con nosotros indolente,
le trabajamos fielmente,
muchos años le servimos,
y el pago que recibimos,
es buscarnos un suplente.
Ya las viejas herramientas,
no quisieron trabajar,
y el patrón quiso innovar,
las gastadas y mugrientas,
para incrementar las ventas,
modernizó su taller.
Quedaron en el ayer,
y aquellas que no quería,
hoy recobran su valía,
en las manos de un luthier .